Cuando como consumidores nos enfrentamos a una decisión de compra tenemos delante un doble proceso en el que se enlazan las fases por las que pasa nuestra decisión con los múltiples factores que nos influyen en cada fase.
Las fases del proceso de decisión de compra hace tiempo que son estudiadas y se enseñan en las asignaturas de introducción al marketing de cualquier plan de estudios en muchos grados.
De una manera sencilla las fases son:
Reconocimiento de una necesidad
Búsqueda de información
Evaluación de las distintas opciones
Elegir dónde comprar
Seguimiento de compra
Desde el marketing clásico hemos utilizado estas fases viendo cómo incide la comunicación publicitaria en la decisión de compra en cada una de ellas, así existen diferentes estímulos publicitarios pensados para cada una de las fases; desde el momento que un consumidor es consciente de tener una necesidad hasta el llamado momento 1 de la verdad, cuando ya está delante del producto cara a cara.
Tradicionalmente esos estímulos publicitarios han tenido como protagonistas a los anuncios en diarios y revistas, a la radio y al rey de la publicidad durante mucho tiempo, la televisión.
A parte de la publicidad como medio de influencia en cada fase de la compra también se han definido de manera detallada qué otros elementos nos influyen y de qué manera; así sabemos que nuestra clase social (o la clase a la que quisiéramos pertenecer), nuestro grupo de amigos o familia también afectan a estas decisiones.
¿Pero qué afecta más? ¿La comunicación publicitaria los consejos de amigos o familia?
Está claro que durante años las grandes empresas han confiado ciegamente en el uso masivo de la publicidad para conseguir atraer al consumidor; los medios tradicionales, sobre todo la televisión han sido una manera barata de llegar con el mensaje a millones de personas. Además han contado con la ventaja de que el consumidor tenía un acceso mucho más limitado a la información y que no siempre podía conseguir la opinión de alguien cercano sobre un determinado producto con lo que la publicidad o la prescripción del vendedor eran unos estímulos muy potentes.
Es muy cierto que la publicidad masiva sigue haciendo visible a cualquier producto en el mercado, un anuncio de televisión con el número de pases necesario es capaz de hacer conocido entre amplios grupos de población un determinado producto, pero cada vez lo es menos.
Gracias a las redes sociales, las webs y los canales de vídeo, el acceso que tenemos tanto a la prescripción cercana (la que nos hacen amigos o familia) o la prescripción lejana (la que nos hacen desconocidos, ya sean otros usuarios, o bien referentes en el uso del producto, etc.) hace que poco a poco el peso de estas opiniones sea más relevante a la hora de decidir comprar un determinado producto y esto genera un vuelco que conforma el modelo actual de compra.
Esto pasa porque la opinión de otro usuario que ha podido usar el producto nos resulta mucho más cercana que la publicidad, ya que ésta aunque sea veraz seguro que será sesgada a favor del anunciante.
Para mí que el modelo haya cambiado permite que empresas que antes eran invisibles puedan tener la posibilidad de incidir en el consumidor, y de hacerlo de una manera más cercana. Eso sí, una vez más la manera de hacerlo debe ser desde la coherencia; no es fácil conseguir que un usuario sea seguidor de una marca comercial en una red social, aún es más difícil que realice comentarios y que participe de las actividades que propone la marca, con lo que sólo si hemos hecho bien nuestro trabajo de creación de marca, y si hemos llegado a él de una manera en que se ha vinculado emocionalmente con nuestra marca éste se convertirá en nuestro mejor vendedor, ya sea en nuestras redes o en las suyas propias, será un vendedor que afectará de una manera muy importante en la decisión de compra de otros posibles consumidores.
En este proceso las empresas gestionadas con corazón en las que la práctica de la gestión coherente sea un hecho, tienen una ventaja incomparable, una oportunidad de oro para encontrar su sitio en el mercado.