El relax de las vacaciones…

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Llega un momento en que la vida en la empresa da paso a unas semanas, dos, tres o cuatro como mucho, de reencuentro con la vida fuera del trabajo… lo llamamos vacaciones y muchas personas pasamos el año pensando en ellas, como paradigma del mejor momento que podemos vivir,   pero seguro que es así?

Esta semana, antes de irme de vacaciones en Agosto he estado revisando todo lo que quiero hacer durante estas vacaciones, son cosas que me gustan, no me cargo de cosas que no me gustan durante vacaciones, pero ya he empezado a ordenar qué hacer y cuando hacerlo, qué libros leer, qué películas ver… a qué dedicar el tiempo libre…  hasta que me he dado cuenta que estaba haciendo lo mismo que hago en mi trabajo!!

Y es que es muy difícil para algunas personas desconectar de verdad, dejar atrás la sensación de tener las cosas organizadas, de tener “obligaciones” que cumplir, y como es difícil cambiar nos ponemos más obligaciones en forma de actividades de verano, con lo que nuestro cerebro nunca deja de procesar obligaciones y más obligaciones…

No sé si este es  vuestro caso, sé que esto es muy personal, pero por si os sirve he decido no hacer nada de eso que tengo planeado a no ser que tenga ganas de hacerlo…

Así que fuera horarios, fuera planes y haré sólo lo que me apetezca cuando me apetezca…

Espero que me funcione porque sinceramente tengo muchas ganas de encontrar esa paz que todos buscamos en vacaciones…

Así que con mis planes retomaré la escritura en el Hombre de Hojalata en Septiembre, espero que con muchas novedades.

Buenas y tranquilas vacaciones a todos…

 

¿Y si el crecimiento perpetuo no es la mejor opción?

Crecimiento

Aceptamos como algo totalmente asentado que vivimos en un mundo en el que la única opción estratégica de una empresa es crecer año tras año; y si bien es cierto que es una estrategia totalmente válida para aumentar beneficios, no sólo por la mejora de las ventas si no por la reducción del coste marginal que se produce al aumentar la producción, no creo que sea realmente la única opción.

Está claro que esta opción estratégica surgió en un momento en el cual la mejor manera de mejorar coste marginal, y por lo tanto el margen, era crecer año a año y ser cuanto más grande mejor estableciendo una barrera de entrada infranqueable a nuestra competencia.

Es posible que eso siga siendo válido así en algunos tipos de empresas, no soy economista y se me escapa, pero ¿en el resto?

Hasta ahora cuando hablamos de estrategia de empresa  en el Hombre de Hojalata estamos hablando de empresas en las que hay dos pilares muy importantes la atención al producto o servicio ofrecido y la atención al cliente; en este tipo de empresas su diferenciación básica, su ventaja competitiva está ahí y no en una mejora de costes, son empresas que gracias a su producto o a su atención no viven continuamente atadas a los precios, entonces para estas empresas ¿existe otra vía?

La idea que me pasa por la cabeza es que debe existir otra vía ya que el crecimiento sin fin no es sostenible ni tan sólo razonable.  El crecimiento viene dado en muchos aspectos por la definición financiera del concepto inversión; así una persona invierte en una empresa para obtener un beneficio, ¿cuánto? Por lo menos más del que obtendría por tener el mismo dinero en un banco, con lo cual el objetivo es rentabilizar al máximo dicha inversión.  Pero ¿tiene lógica entender una empresa sólo como una inversión financiera? Probablemente con los valores económicos con los que jugamos actualmente sí, pero según los modelos de comportamiento empresarial que suelo comentar en el blog, no necesariamente.

Si entendemos una empresa como un proyecto que va más allá de una inversión, un proyecto hecho desde los valores podemos entender que existan empresas  que defiendan su posición siendo líder en su producto, ya sea a nivel tecnológico, de calidad, de atención al público, estas empresas no necesitan el crecimiento como forma de protección ya que su manera de hacer negocio ya les protege. Desde esa  posición, estas empresas pueden permitirse un crecimiento consecuente con sus necesidades, que pueden ser compensar la inflación para poder mejorar sueldos, poder hacer las inversiones necesarias, o bien hacer frente a ciclos económicos más duros, pero no debería seguir el crecimiento sin fin como plan estratégico a largo plazo.

¿Y cómo sería esa empresa? Yo creo que en el momento en el que el crecimiento deje de ser el objetivo principal, la organización podrá centrarse en su misión y visión de una manera más clara, con lo cual aún protegerá más su posición y se convertiría en una empresa más rentable.

Y si lo vemos desde la perspectiva de los trabajadores de esas organizaciones, creo que salir de un modelo basado en el miedo a perder el trabajo en el momento en el que el crecimiento no sea continuado en el tiempo, mejorará la seguridad de estos trabajadores con el resultado de  incrementos en la creatividad, ganas de trabajar  e ilusión en los proyectos, con lo cual se producirá una mejora en la productividad para la empresa y  en general del nivel de satisfacción de los trabajadores.

Cambiar la orientación estratégica no es siempre posible, ni es una panacea, hay infinidad de cosas que pueden afectar a las organizaciones, pero para mí es factible que haya empresas que encuentren su sitio en el mercado fuera del modelo establecido , y por supuesto también su corazón.

 

 

 

La comunicación es un todo…

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Leía hace unos días un artículo, no firmado, en el que se hablaba del auge de las empresas que ofrecen montar una web a los pequeños negocios a precios bajísimos, y que sus argumentos de venta pasan por él mítico es que “debes tener una web” y tal como lo venden parece que es que hay que tener una web por tenerla, sin más, como un cartel en la puerta, “porque se tiene que tener”.

He estado pensando lo difícil que resulta para las pequeñas empresas entender lo que supone la presencia comunicativa global, y más en internet, y cómo a veces guiados con más buena o mala fe llegan a la conclusión de que deben tener una página web, o realizar una determinada campaña,  y ahí que van.

También es cierto que esa miopía ha afectado y afecta a empresas más grandes que durante mucho tiempo han pensado igual, la presencia digital, ya sea en internet o en las redes sociales se tiene porque se debe tener. Además al hacerlo separan claramente el concepto de comunicación online que se hace para ocupar un lugar, para tener una presencia pero sin mucho esfuerzo y la offline, la seria, la de siempre, y en cada uno de los dos mundos dan una imagen totalmente diferente.

La comunicación y la imagen que queremos transmitir es sólo una, y es una que se debe adaptar al canal a través del cual se envía, pero el mensaje debe ser siempre coherente.

No sólo eso, no hay ninguna obligación de cubrir todos los canales, una empresa grande puede decidir hacerlo, pero una pequeña debe elegir aquellos que le acercan más a sus clientes.

Por lo tanto una vez más apelamos a la coherencia para ver que en comunicación no hay nada que se deba hacer, hay acciones que son más útiles y otras que lo son menos,  y en función del presupuesto con el que contemos deberemos elegir qué nos ayuda más a trasladar nuestra imagen al público objetivo.

¿Una web es necesaria?  Pues depende ¿lo es el cartel anunciador de la puerta? En función del negocio que tengamos el cartel de la puerta es básico, por ejemplo si es un negocio en el que se atiende al público, o no lo es si no queremos que se sepa qué hacemos allá.

Y ¿de qué dependerá? Si descartamos tener un presupuesto infinito (porque nadie lo tiene por grande que sea) tendremos que elegir en qué lo gastamos, así que la decisión dependerá, entre otras muchas cosas, del tipo de negocio. Si mi empresa tiene  una marca que vende productos o servicios al público será muy interesante tener respaldado ese producto o servicio con una presencia web seria que sirva de refuerzo a la decisión de compra que se plantea el consumidor. Si por el contrario mi negocio es algo más orientado a la venta a empresa, quizás esa inversión sea mejor dedicarla a montar un evento técnico al que puedan acudir todos mis posibles clientes y vean in situ el funcionamiento de mi producto.

Existen infinitas combinaciones de acciones tanto en la red como fuera de ella, de pago y gratuitas que pueden servir a una empresa para llegar a  su público y como decía la coherencia es lo que nos debe guiar a buscar una buena opción para nuestro negocio, y también la posibilidad de trabajar con alguien que nos asesore, de verdad, y que no intente vender un producto “porque se debe tener”.

Además debemos recordar que lo importante es qué decimos y no solamente a través de donde lo decimos, y que eso que expliquemos debe ser verdadero. No hace mucho leí en twitter  que @RoyGrillo decía “No puedes comunicar bien lo que estás haciendo mal. Primero hay que hacer las cosas bien y después contarlas, no al revés.” No puedo estar más de acuerdo.