No es fácil decidir con quién vamos a llevar a cabo un proyecto, tanto si se tratan de relaciones permanentes, estructurales o sea una sociedad o bien si se tratan de acuerdos de colaboración en empresas “líquidas”, o incluso si se trata de contratar a alguien como empleado, nunca ha sido sencillo decidir con quién vamos a colaborar.
Primero debemos tener claro qué tipo de colaboración buscamos, si es estructural lo que significa que contrataremos a alguien o que o bien nos asociaremos con alguien, o algo más coyuntural en forma de colaborador. Será una relación que se busca para ser duradera o más bien finita, por un proyecto. En función de qué necesitemos valoraremos la forma de colaboración o sociedad, la remuneración o bien el nivel de compromiso que necesitamos.
Eso también es válido desde el punto de vista de un trabajador que debe elegir hasta donde marcar su compromiso con un proyecto y realizarlo como personal contratado por la empresa o como FreeLancer en función de sus necesidades.
Cuando lo vemos desde el lado de la empresa y si lo que buscamos son socios, antes de nada debemos tener en cuenta que es lo que necesitamos de un socio; si sólo es capital lo ideal es establecer que su participación es sólo esa, pagar su aportación de capital mediante los beneficios que obtengamos, pero que no tenga capacidad de decidir en el día a día.
Si lo que queremos es alguien que participe de nuestro proyecto de una manera más directa deberemos tener en cuenta las siguientes características:
- Necesitamos a alguien que sienta con valores compatibles a los nuestros.
Si es importante trabajar sobre los valores que debe tener nuestra organización, nuestro negocio, es indispensable que las personas con las cuales nos embarquemos en ello compartan dichos valores, no se trata de ser integrista pero sí deberemos buscar que no tengan valores opuestos a los nuestros.
- Necesitamos a alguien que sepa hacer lo que nosotros no sabemos.
Seguro que sabemos en qué somos buenos, lo que nos hace poseedores de una información muy útil, en qué no lo somos tanto, por lo tanto cuando busquemos alguien con quien asociarnos deberá ser un complemento para nosotros, para nuestro negocio, alguien que aporte las cualidades que a nosotros nos faltan ya sean las ventas, la gestión de las finanzas o el marketing.
- Necesitamos a alguien con el que podamos comunicarnos.
No sirve de nada que nuestro socio sea una gran persona con múltiples habilidades si no somos capaces de entendernos. La comunicación es un requisito indispensable para lograr que la empresa funcione; una comunicación no eficiente puede producir que las decisiones se retrasen y que el trabajo del día a día se convierta en tedioso.
- Necesitamos a alguien en el que confiemos de verdad
¿Qué es la confianza? Pues es la capacidad de creer que alguien actuará de la manera adecuada, así que qué menos le vamos a pedir a alguien con quien compartiremos nuestro proyecto. A nivel operativo no hay nada pero que tener que fiscalizar cada cosa que hace una persona con la que trabajamos porque creemos que no actúa como debe, y si además es nuestro socio la cosa empeora. Debemos ser capaces de cerrar los ojos y dejarnos caer sabiendo que el otro nos recogerá.
En el caso de empresas líquidas, las que son adaptables y se nutren de colaboradores puntuales en función de cada proyecto, o que incluso sólo existen en función de dicho proyecto, lo más importante es la característica de las habilidades que aporta cada miembro; no será un socio orgánico, ni un colaborador fijo, sino que la colaboración será sólo en determinados proyectos en los que el trabajo conjunto pueda suponer un éxito. Es cierto que las otras características serán también importantes, pero lo básico es la capacidad de resolución del proyecto.
Cuando busquemos empleados también deberemos tener en cuenta las características que comentábamos anteriormente para los socios, pero de una manera diferente.
La diferencia básica en el caso de buscar un empleado es que no podremos pedir un nivel de compromiso igual al de un socio; la relación laboral no deja de ser un tipo de relación comercial entre el trabajador que vende sus habilidades y el empresario que las compra. Es verdad que nada es tan sencillo como eso pero está claro que como gestores de una organización hay barreras que no se deben traspasar con los empleados pero que si traspasaríamos con los socios.
Como empleado también es importante saber ver cómo nos integraremos en la organización, si seremos capaces de realizar el trabajo por el que nos contratan y si además nos sentimos motivados por trabajar en la empresa en cuestión.
Tanto por el lado del contratador como del contratado un punto básico es el que coloquialmente conocemos como “encajar”, que se resumiría en ser capaces de compartir o por lo menos entender la posición del otro respecto a las características antes mencionadas y además por parte del contratado ser capaz de encontrar su sitio dentro de los procesos de funcionamiento de la organización (siempre que sea una organización que ya está funcionando).
En una empresa con corazón, la atención a las personas es básica, es uno de los secretos que están detrás de un posible éxito; de hecho no existen empresas sin personas.