Publicidad y emprendimiento…

 

sonrisasProfesionalmente me dedico al marketing y la comunicación, así que la publicidad es uno de los temas en los que he trabajado.

No hace demasiado he empezado un negocio propio y escribo otro blog en la página web que tengo para esa empresa. Hace unos meses, escribí un post sobre las campañas de publicidad que se hacen por causas solidarias, algunas muy exitosas, para tratar de explicar que la publicidad no sólo sirve para vender cosas, sino que a veces vende ideas muy potentes aportando valor a la sociedad.

Por si queréis leerlo el post es Sólo vendéis cosas.

Cuando escribí el post me quedé bastante satisfecho, pero después de unos meses trabajando me ha quedado un cierto sabor agrio, ya que entre líneas del post parecía que se leía que la publicidad sólo era positiva si no vendía cosas y realmente eso no es así.

En mi nueva ocupación, tengo la suerte de haber comprobado situaciones que desmienten ese argumento con fuerza. En mi trabajo, colaboro sobre todo con emprendedores, con personas que ponen toda su ilusión en su nuevo proyecto, y su intención en muchos casos es poder vivir de aquello que más les gusta y que saben hacer mejor. Pero para que puedan llegar a eso necesitan vender, y muchas veces vender cosas, SUS cosas.

El trabajar con ellos me ha dado un nuevo punto de vista sobre lo importante que es la publicidad, sea del tipo que sea, para que esas personas que hacen jabón o pasteles, puedan conseguir vivir de su sueño.

No hace demasiado en este mismo blog escribí sobre el hecho de que las empresas deben ganar dinero en esta entrada Las empresas tienen que ganar dinero  y es un tema que me ha venido también a la cabeza a raíz de ese post de la publicidad, ya que como explico en el blog el hecho de ganar dinero también se puede percibir como negativo en según que entornos.

Está claro que las personas con las que colaboro van a tener que vender, hacer publicidad y ganar dinero para vivir de aquello que les ilusiona; van a conseguir aportar valor a sus clientes y a la sociedad y eso va a ser un fin social en si mismo aunque el objetivo de su ventas y su publicidad no sea directamente un objetivo solidario.

En este caso, y en muchos otros, en empresas más grandes, debemos quitarnos la sensación de que la venta, el dinero o la publicidad son negativas; si están relacionadas con empresas con corazón, que funcionan con coherencia son actividades totalmente positivas.

 

¿Ayudas para emprender? la fábrica de ilusiones

formacion-iconoCreo que vivimos un momento muy interesante si se sabe aprovechar, tenemos a nuestra disposición gran cantidad de maneras de conseguir formación para conseguir emprender con ciertas garantías.

La gran mayoría de administraciones ofrecen centenares de cursos, literalmente, donde se puede aprender todo lo necesario para abrir un nuevo negocio; y que además son gratuitos.

He podido asistir a algunos de ellos, ya sean más técnicos, o sea de habilidades más concretas, como por ejemplo el uso de una determinada aplicación informática y también a otros más genéricos en los que se aprenden herramientas o habilidades útiles para   validarnos nosotros como posibles emprendedores o bien validar nuestro proyecto.

Existen muchas críticas a esos cursos, que los tratan de fábricas de ilusiones rotas y pese a que nada es perfecto, yo encuentro en ellos cosas bastante positivas.

Para empezar, me ha gustado que mucho de lo que se enseña está en línea con el concepto de las empresas con corazón. En cuanto a modelos de negocio se explica que se puede emprender desde la base de la cooperación, o bien con negocios con fines sociales, y negocios más estándar pero detrás de los cuales debe haber un alma, lo que nosotros diríamos corazón. Es sorprendente encontrarse con eso ya que hace años parecía que sólo la parte financiera del negocio era la que lo validaba; desde mi punto de vista estamos iniciando una fase positiva en la que la creación de proyectos tiene una buena base.

Además, a parte del puro modelo de negocio, como apuntaba antes, también se enseñan una serie de habilidades muy dirigidas a que no sólo el objetivo de la organización tenga corazón sino que las personas, que son el centro de su propio emprendimiento también lo tengan; habilidades relacionales, de empatía, creativas, etc… y no sólo eso sino también motivación para poner en valor esas habilidades blandas que todos poseemos y que no valoramos.

Creo que gestionar el emprendimiento desde esos valores supone un acercamiento moderno al mundo de la empresa; eso si, no podemos considerar que eso sea una garantía de éxito para los proyectos, y desde ahí es de donde he visto llover las críticas diciendo que esos cursos generan personas con grandes ilusiones que se verán truncadas ya que una gran parte de los proyectos no funcionará, lo cual a nivel estadístico es totalmente cierto.

Gran parte de los proyectos de personas que participan en esos cursos tendrán una vida corta, quizás ni siquiera lleguen a la vida, pero habrá otros que si, y esos generarán trabajo, mejorarán el tejido empresarial y probablemente hagan crecer como personas a esos emprendedores.

¿Y los que no consigan su objetivo? Ciertamente sufrirán una desilusión, es posible que pierdan dinero y seguro que será algo que recuerden con pena y rabia, pero por contra sabrán que lo han intentado, algunos volverán a una búsqueda de trabajo estándar ( que tampoco es algo ilusionante en los tiempos que corren) y otros volverán a emprender, con un aprendizaje a sus espaldas que les dará una gran ventaja, que quiero pensar que les puede llevar a tener finalmente una empresa con alma, o con corazón.

El negocio del crecimiento personal

Crecimiento personal

Este texto se aleja un poco de los temas  que suelo tratar, más vinculados a la empresa, aunque el llamado crecimiento personal sea un gran negocio en occidente estos últimos años. El concepto de crecimiento se ha puesto muy de moda en los últimos años, tanto vinculado a la salud, a la espiritualidad, como a los negocios – sobretodo a la emprendiduría – o al deporte,  y como decía se ha convertido en un negocio enorme para muchos y una meta vital para muchos más.

El origen de lo que ahora llamamos crecimiento personal podría ser el término chino Xiao Tiao, que se podría traducir como “cultivarse a uno mismo” y aunque ahora lo parezca, no está vinculado con métodos fáciles para legar a una supuesta mejora en algún aspecto sino que se refiere a una mejora continua como persona a través del constante aprendizaje  ya sea en el aspecto físico, intelectual y espiritual para llegar a un equilibrio con nosotros mismos como personas como con los otros y con nuestro entorno.

No hace demasiado, hablando con una amiga,  me dijo que cada vez que oía la expresión crecimiento personal sentía que le estaban engañando; en su opinión todo lo vinculado con el crecimiento personal era sólo un método de enriquecimiento para aquellos que estaban detrás de dichos métodos.

Creo que hay parte de razón en ello, pero sólo una parte, creo firmemente en el crecimiento vital tal como se plantea el Xiao Tiao pero también creo que se ha generado un gran negocio alrededor de la expectativas de muchas personas que han creído que el crecimiento personal, que la mejora de sus vidas vendría sólo a través de la lectura de un  libro a la asistencia a un curso. Tengo la sensación de que como sociedad que ha dejado de creer en muchas cosas que en su día nos “protegían”, como la religión o el estado, estamos necesitados de creer en recetas que nos ayuden, que nos hagan sentir parte de algo y a veces los buscamos en la practica del  deporte – que nos ayuda a crecer en el plano físico – en la nueva espiritualidad,  o en la creación de un negocio con valores que cambie la manera en que vivimos, y en todos esos aspectos han emergido gurús a los que seguir, personas que han hecho el camino antes que nosotros y que creemos que serán capaces de cambiar nuestra vida, y claro eso no suele ser así.

¿Esto quiere decir que todos los cursos o  todos los libros que tratan el tema son un engaño? en mi opinión sólo son un engaño los menos, los que realmente venden su método como la respuesta todo, pero esto, como digo es en el menor de los casos. La mayoría de autores circunscriben su método a un aspecto pequeño de nuestras vidas, o bien buscan ayudarnos a montar una empresa, o bien a enseñarnos a conocernos mejor a través de herramientas psicológicas o bien a relajarnos a través del mindfulnes y eso en si no es negativo ni es un engaño; lo que si es, es parcial.

No podemos centrar toda nuestra vida  en sólo un aspecto y seguir ese método como si fuéramos gruppies de un grupo de rock. Desde que se escribieron los libros sagrados de las grandes religiones no existe un libro  o  en su caso, un curso  de autoayuda con capacidad de cambiar nuestra vida porque nuestra vida es mucho más compleja que lo que se puede tratar en un libro; depende de nosotros hacer que sea como queremos que sea, es el trabajo de una toda una vida, en la que aprender, conocernos a nosotros mismos, conocer el mundo y tomar decisiones que nos lleven allá donde queramos ir. El conocimiento y el autoconocimiento des parte del viaje  crecimiento y en ese viaje habrá algún libro que nos marque, algún curso que nos ayude, personas a las que seguir; pero seguro que no encontraremos ese gran maná en forma de método fácil que nos cambie la vida sin esfuerzo.

En parte el negocio del crecimiento personal, tiene mucho que ver con cualquier negocio que comentamos en este blog; tendrá sentido si está hecho con coherencia y comunicado con coherencia; si yo escribo un libro en el que prometo la felicidad en 100 páginas seguro que es mentira, pero si yo escribo un libro con la vocación de ayudar, en el que doy mi visión de cómo hacer algo que sea beneficioso para quien lo lea, sin pretender cambiar su vida, sino simplemente ayudar, y lo publicito exactamente de esa manera,  con sinceridad y coherencia, no creo que aunque para mi eso sea un negocio, mi libro sea un engaño para los demás.

La obsolescencia de la obsolescencia programada

basura tecnológica

Ya hace años que se conoce el uso por parte de conocidas empresas de la llamada obsolescencia programada, el crear productos sabiendo que en un par de años serán obsoletos y se deberán substituir; sobretodo se ha utilizado en el mundo de la tecnología, pero no sólo en ese ámbito.

Durante mucho tiempo los usuarios nos hemos tenido que enfrentar a la situación por la cual un producto se estropeaba o la empresa que lo había creado sacaba un nuevo sistema, un nuevo software, etc que dejaba absolutamente inutilizaban nuestro producto actual, de hecho la obsolescencia programada ha sido muy relevante para muchas empresas en su manera de generar nuevos productos.

Está claro que es un comportamiento muy poco ético, y que aunque muchos de esos comportamientos han podido ser justificados por las empresas como debidos a la mejora continua de la tecnología, no todas las empresas tecnológicas fabrican productos que pasan por ese programa, así que como consumidores conscientes podemos por elegir quienes no la practican.

Pero yendo más allá, ¿es obsoleta la obsolescencia programada? es decir ¿es aún una política que puede generar beneficios a una empresa?

A  mi me parece que cada vez más es una manera de crear productos que está abocada a la desaparición, lamentablemente no porque las empresas sean más éticas por las siguientes razones, que se resumen en que la obsolescencia programada ya no es un buen negocio.

Esa práctica tuvo su gran auge en un mundo en crecimiento permanente con países ricos cada vez más ricos y países no tan ricos aspirando a las comodidades de los que si lo eran. Esta situación mundial que propiciaba un consumo desaforado, que generaba muchos consumidores deseando tener sólo el último modelo y que permitía que la vida útil de los aparatos fuera muy corta casi ha  desaparecido; la riqueza disponible ha bajado y las clases medias que sustentaban ese consumo se han reducido drásticamente en muchos países.

También es una razón muy importante el aumento de consciencia de los consumidores  (que hemos comentado antes en  la entrada Consumo consciente ¿cómo llegar al cosumidor? ) que voluntariamente deciden no apoyar con la compra de productos a esas empresas y que buscan opciones más alineadas con sus valores.

Y no sólo por consciencia, sino también por simple lógica, ha habido consumidores que han decidido que comprar un producto, normalmente de gran valor, que vaya a durar  tan poco tiempo carece de sentido así que el consumo ha cambiado a buscar productos que puede durar más tiempo; incluso con productos como los teléfonos móviles, exponente de la tecnología se ha pasado de cambiar de móvil casi cada año a mantener el mismo aparato durante bastante tiempo, y que esos aparatos sigan teniendo cobertura por parte del fabricante.

En cierta manera existe una corriente, pequeña, pero creo que fuerte que busca el retorno de los productos buenos y duraderos que existían hace años, productos en los que los consumidores confiaban y que estaban creados para durar y ser útiles durante mucho tiempo. Fabricar estos productos puede ser una actividad muy interesante para una empresa con corazón.

¿Cómo diseñamos productos? La orientación estratégica de la empresa.

productos

Históricamente se distinguen varios periodos económicos en los cuales la orientación estratégica de las empresas ha sido radicalmente diferente.

En origen, desde el mediados del siglo XIX hasta la primera guerra mundial en Europa y los años 20 en Estados Unidos, las empresas son capaces de vender absolutamente todo lo que producen; la demanda es muy superior a la capacidad de producción con lo cual su orientación está fijada en mejorar la capacidad de producción y rebajar costes, y no en qué producir, cómo es el producto que comercializan no es relevante.

En una segunda etapa, tras la segunda guerra mundial, estas empresas deben mejorar los productos, el nivel de demanda ya no es capaz de asumir absolutamente todo y el concepto de calidad – que parecía perdido – vuelve a aparecer para diferenciar los productos frente al consumidor, que elegirá el de mayor calidad, teniendo en cuenta su capacidad económica. En este caso se considera que las empresas están orientadas al producto y su diseño empieza a cobrar importancia, aunque se hace en función de las necesidades y capacidades de la propia empresa.

Más adelante, el incremento de la capacidad productiva supone que las empresas deban competir cada vez de una manera más agresiva entre ellas, lo que supone que se utilicen las promociones y la presión en la venta para conseguir llegar al consumidor. En esta etapa las empresas están orientadas a la venta y el producto sigue siendo diseñado en función de las necesidades de quien lo produce.

La última etapa que se considera en la historia económica es la de las empresas orientadas hacia el mercado, en este caso se cambia el cortoplacismo de las ventas por el medio o largo plazo representado por el conocimiento del consumidor y por la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades; con lo que los productos se diseñan pensando en satisfacer al consumidor que se convierte en el eje de la empresa.

Actualmente nos encontramos en un momento cumbre de esta última etapa; debido a la introducción masiva de tecnología dentro del mundo del marketing el conocimiento que las empresas pueden tener sobre los consumidores ha crecido de una manera exponencial, lo que permite conocerlos casi de una manera personal.

Entonces, ¿cómo se diseña un producto hoy en día?

Creo que este momento de “súper” conocimiento del consumidor nos ha llevado a dos escenarios muy diferentes. El de las grandes empresas de productos de producción masiva y el de las pequeñas que compiten en una “liga” totalmente diferente.

En el caso de las grandes empresas han adaptado totalmente sus estructuras para poder producir productos que se acercan mucho a las necesidades de los clientes; sus departamentos de marketing buscan continuamente las motivaciones de consumo que tiene el público para optimizar sus productos en función de gustos, modas o nuevas necesidades del mercado. Es un proceso casi científico que intenta conseguir la máxima aceptación de dicho producto.

La otra cara de la moneda es la que ha permitido que las pequeñas empresas se especialicen en productos o servicios muy dirigidos a una parte pequeña del público – lo que llamamos “la larga cola” – lo que hace que sus productos puedan ser muy especializados en esos pequeños nichos. Además este tipo de orientación permite que se cuide mucho la calidad ya que al dirigirse de manera muy clara a un grupo de consumidores que reciben el producto como algo especialmente creado para ellos están dispuestos a pagar más por ese producto.

Este tipo de orientación al mercado, que en cierta manera empieza a prever cómo será el futuro del marketing, afecta a todo tipo de productos, ya sean culturales como la música o los libros, de alimentación, representado en el boom de la comercialización de productos ecológicos directamente del productor o incluso con la moda que abre la puerta a productos más minoritarios de producción casi artesana que son capaces de buscar su mercado.

En cierta manera el mundo se ha polarizado en esos dos ámbitos, o producción masiva “científicamente” diseñada para cubrir necesidades claras del mercado, bien producción mucho más pequeña, especializada y dirigida a un público específico más conectado con lo emocional del producto.

Está claro que tanto un tipo de empresa como la otra pueden encontrar su corazón – si lo buscan – pero en el país en el que vivimos, donde las pequeñas empresas son más de 90% del tejido empresarial seria muy necesario ver si sus negocios cumplen con ese corazón y si llegan a su público emocionándolo, ya que esa será su manera de sobrevivir.

¿y para las próximas navidades?

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Y pasado el día de Reyes y con las navidades ya casi olvidadas, han pasado ya las fiestas….

Es un momento del año que realmente nos trae un análisis curioso bajo la perspectiva de la empresa, que empieza desde una visión histórica.

Estas fechas se han celebrado en nuestra parte del mundo durante siglos; antes del cristianismo como victoria de la luz sobre la oscuridad, ya que los días empiezan a hacerse más largos a parir del solsticio de invierno, y después del cristianismo vinculando la fecha al nacimiento de Jesucristo.

Durante todos esos siglos estas mismas fechas han estado vinculadas a diferentes tipos de celebraciones, desde religiosas y de recogimiento a otras más festivas.

En un determinado momento histórico las celebraciones dieron lugar al hecho que marca una parte de estas fechas en la actualidad, la reunión de la familia, el encuentro de las personas queridas para compartir una comida como símbolo de unión; esta parte se repite en casi todas las tradiciones occidentales de la Navidad.

Aunque en las fiestas romanas ya se intercambiaban regalos, en los últimos años se ha sumado la actividad comercial como una de las más importantes de la celebración ya que para las empresas que venden al público se trata de la época más importante del año que puede concentrar el 30% de las ventas del año, e incluso puede ser bastante más.

Este año observando como la parte comercial de las fiestas es cada vez más importante me planteaba si era posible que dentro del consumo responsable pudiéramos hacer que esta actividad se acercase al verdadero espíritu de las fiestas. No se trata de opciones que he visto publicadas que suponen renunciar a los regalos – !y a mi también me gustan! – sinó buscar opciones que puedan estar más alineadas con nuestros valores.

Si queremos hacer regalos materiales, podríamos hacerlo buscando quiénes son las empresas a las cuales les compramos los regalos , revisar qué explican sobre ellas mismas, cómo fabrican, y dónde fabrican para poder contestar a la pregunta ¿merecen esa compra? . Estoy convencido, que hay muchas que sí merecen esa compra y nosotros podemos premiar el compromiso de esas empresas.

Otra opción de regalo consciente, ya fuera de los regalos materiales, sería la aportación en nombre del regalado a una ONG que sepamos que pueda ser de su agrado, siempre que también sigamos el proceso de revisar quiénes son esas ONG.

Creo que hay maneras más conscientes de hacer las cosas, que suponen además una forma de beneficiar a las organizaciones que se han ganado su corazón, incluso se trata de una forma de hacer que aquellas que no lo han hecho aún puedan ver un beneficio claro en hacerlo.

No se trata de ser integrista, sino de hacer lo que creamos que está más cerca de nuestros valores. Está claro que nos queda todo un año para pensar qué tipo de regalos queremos hacer las siguientes navidades, pero siempre es buenos reflexionar en cómo podemos con nuestras decisiones variar algo en lo que no creemos.

Más allá de la política…

imatge_politicaEstos últimos meses han sido especialmente relevantes en la vida política en este país; durante el último año y medio se ha celebrado un ciclo electoral completo, desde elecciones municipales hasta europeas; así hemos vivido de campaña en campaña, pudiendo ver de cerca cómo funciona la comunicación de la política y en mi caso reflexionando sobre si existe la posibilidad de la política con corazón.

Durante estos meses hemos visto como los diferentes grupos políticos intentan llegar a quien ellos creen que son sus públicos objetivos, para ello utilizan sistemas muy parecidos a los que utilizan las empresas – en muchos casos incluso más sofisticados – con lo que las campañas electorales son enormes campañas de marketing y de comunicación dirigidas a vender su producto, en forma de programa en el mejor de los casos o en forma de candidato en el más común.

No podemos olvidar que un partido político es una organización de personas, es muy parecido a cualquier otra organización, igual que una empresa, así que también podemos medirlos en base a gestión coherente y búsqueda de un corazón.

¿Pero realmente creemos que los partidos se plantean esa búsqueda de un corazón?

Si lo analizamos desde sus bases, todos los partidos políticos tienen un perfil muy marcado, responden a una misión, visión y valores que están muy asumidos no sólo por militantes sino también por votantes; es relativamente fácil reconocerse como posible seguidor de un partido.

Así si tenemos claro que la base estaría bien asentada, y que existe un contenido de valores compartido por la organización, deberíamos mirar si el producto – entendamos producto otra vez como candidato o como programa – sigue esos valores. Según mi opinión realmente esto es así, tanto los candidatos como los programas suelen seguir los valores del propio partido, de hecho no tendría sentido que no fuera de esta manera, no se entendería por su público.

¿Entonces, dónde se tuercen las cosas?

Hay dos puntos importantes dónde las cosas dejan de seguir un esquema coherente para moverse de sus postulados originales con mucha facilidad.

El primero de esos puntos es la comunicación; cuando ésta se vuelve el centro del partido, o sea en plena campaña, hay quienes pueden dejar de lado, sin ningún tipo de rubor, su programa o sus valores para conseguir más votantes.

Pero el segundo punto es el más grave y es el que produce que los partidos, en mayor o menor medida, carezcan de ese sentido de búsqueda del corazón; y es el que se produce a través de su acción de gobierno, caso de ganar unas elecciones. Es difícil, muy difícil encontrar un partido en España que haya sido capaz de mantener su programa en un momento de gobierno, de hecho lo más habitual es romper algunas promesas electorales, con casos flagrantes que incluyen no cumplir prácticamente nada de lo prometido.

Sin entrar en casos aún más dramáticos como los que provoca la corrupción, bastante generalizada, y siguiendo con el análisis similar al que haríamos de una empresa, podemos decir que lo que han hecho los partidos políticos es crear un producto, anunciarlo y una vez vendido entregar una cosa totalmente diferente y hacerlo sin ningún tipo de rubor.

Creo que para que la actividad política llegue a tener en algún momento algo cercano al corazón se deben producir dos cosas:

-Que los compradores, nosotros, no nos dejemos entregar algo que no hemos comprado. Si nos damos cuenta de eso y lo hacemos de manera consciente, ese caso de reafirmación nos llevará a la segunda.

-Que los partidos vean que si venden algo deben entregar eso, ni más ni menos.

Como cuando hablábamos del poder de la compra consciente, con la cual se recupera poder arrebatado por grandes corporaciones, el voto consciente puede recuperar poder político y hacer que los partidos tengan que girar su actuación y acercarse a la gestión coherente y a su corazón.

los partidos tengan que girar su actuación y acercarse a la gestión coherente y a su corazón.

Seleccionando personas…

seleccionandopersonasNo es fácil decidir con quién vamos a llevar a cabo un proyecto, tanto si se tratan de relaciones permanentes, estructurales o sea una sociedad o bien si se tratan de acuerdos de colaboración en empresas “líquidas”, o incluso si se trata de contratar a alguien como empleado, nunca ha sido sencillo decidir con quién vamos a colaborar.

Primero debemos tener claro qué tipo de colaboración buscamos, si es estructural lo que significa que contrataremos a alguien o que o bien nos asociaremos con alguien, o algo más coyuntural en forma de colaborador. Será una relación que se busca para ser duradera o más bien finita, por un proyecto. En función de qué necesitemos valoraremos la forma de colaboración o sociedad, la remuneración o bien el nivel de compromiso que necesitamos.

Eso también es válido desde el punto de vista de un trabajador que debe elegir hasta donde marcar su compromiso con un proyecto y realizarlo como personal contratado por la empresa o como FreeLancer en función de sus necesidades.

Cuando lo vemos desde el lado de la empresa y si lo que buscamos son socios, antes de nada debemos tener en cuenta que es lo que necesitamos de un socio; si sólo es capital lo ideal es establecer que su participación es sólo esa, pagar su aportación de capital mediante los beneficios que obtengamos, pero que no tenga capacidad de decidir en el día a día.

Si lo que queremos es alguien que participe de nuestro proyecto de una manera más directa deberemos tener en cuenta las siguientes características:

  • Necesitamos a alguien que sienta con valores compatibles a los nuestros.

Si es importante trabajar sobre los valores que debe tener nuestra organización, nuestro negocio, es indispensable que las personas con las cuales nos embarquemos en ello compartan dichos valores, no se trata de ser integrista pero sí deberemos buscar que no tengan valores opuestos a los nuestros.

  • Necesitamos a alguien que sepa hacer lo que nosotros no sabemos.

Seguro que sabemos en qué somos buenos, lo que nos hace poseedores de una información muy útil, en qué no lo somos tanto, por lo tanto cuando busquemos alguien con quien asociarnos deberá ser un complemento para nosotros, para nuestro negocio, alguien que aporte las cualidades que a nosotros nos faltan ya sean las ventas, la gestión de las finanzas o el marketing.

  • Necesitamos a alguien con el que podamos comunicarnos.

No sirve de nada que nuestro socio sea una gran persona con múltiples habilidades si no somos capaces de entendernos. La comunicación es un requisito indispensable para lograr que la empresa funcione; una comunicación no eficiente puede producir que las decisiones se retrasen y que el trabajo del día a día se convierta en tedioso.

  • Necesitamos a alguien en el que confiemos de verdad

¿Qué es la confianza? Pues es la capacidad de creer que alguien actuará de la manera adecuada, así que qué menos le vamos a pedir a alguien con quien compartiremos nuestro proyecto. A nivel operativo no hay nada pero que tener que fiscalizar cada cosa que hace una persona con la que trabajamos porque creemos que no actúa como debe, y si además es nuestro socio la cosa empeora. Debemos ser capaces de cerrar los ojos y dejarnos caer sabiendo que el otro nos recogerá.

En el caso de empresas líquidas, las que son adaptables y se nutren de colaboradores puntuales en función de cada proyecto, o que incluso sólo existen en función de dicho proyecto, lo más importante es la característica de las habilidades que aporta cada miembro; no será un socio orgánico, ni un colaborador fijo, sino que la colaboración será sólo en determinados proyectos en los que el trabajo conjunto pueda suponer un éxito. Es cierto que las otras características serán también importantes, pero lo básico es la capacidad de resolución del proyecto.

Cuando busquemos empleados también deberemos tener en cuenta las características que comentábamos anteriormente para los socios, pero de una manera diferente.

La diferencia básica en el caso de buscar un empleado es que no podremos pedir un nivel de compromiso igual al de un socio; la relación laboral no deja de ser un tipo de relación comercial entre el trabajador que vende sus habilidades y el empresario que las compra. Es verdad que nada es tan sencillo como eso pero está claro que como gestores de una organización hay barreras que no se deben traspasar con los empleados pero que si traspasaríamos con los socios.

Como empleado también es importante saber ver cómo nos integraremos en la organización, si seremos capaces de realizar el trabajo por el que nos contratan y si además nos sentimos motivados por trabajar en la empresa en cuestión.

Tanto por el lado del contratador como del contratado un punto básico es el que coloquialmente conocemos como “encajar”, que se resumiría en ser capaces de compartir o por lo menos entender la posición del otro respecto a las características antes mencionadas y además por parte del contratado ser capaz de encontrar su sitio dentro de los procesos de funcionamiento de la organización (siempre que sea una organización que ya está funcionando).

En una empresa con corazón, la atención a las personas es básica, es uno de los secretos que están detrás de un posible éxito; de hecho no existen empresas sin personas.

Todos vendemos…

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Nunca he trabajado en ventas,  he vendido, pero nunca con la presión añadida de tener que cumplir una cifra cada mes. Sí es cierto que en casi todos mis trabajos he asumido la presión que comporta  la venta desde mi posición en marketing pero nunca de manera directa; ¿y por qué hago una entrada sobre las ventas? Porque cada vez tengo más claro que todos vendemos en todo momento y ya que lo hacemos, hagámoslo con coherencia.

Seguro que casi todos hemos oído en ocasiones que un gran vendedor es el que vende hielo a los esquimales, y sí, seguro que eso requiere ser un gran vendedor, uno  nato, alguien capaz de convencer a quien sea que lo que necesita es su producto, pero más allá de las habilidades indiscutibles  ¿eso es aún así? ¿Ese perfil sigue siendo el de un gran vendedor?

Vender básicamente es convencer a otra persona de algo, la mayoría de las veces de que debe comprar el producto que tú ofreces; la venta, por lo tanto, se basa en la capacidad del vendedor de generar confianza en el posible comprador para que sus argumentos lleguen a éste y logre convencerle de la bondad de su propuesta.

¿Y qué genera esa confianza?

Aparte de vendedores de dotes sobrenaturales, como las del vendedor de hielo, creo que el vendedor es más capaz de generar confianza en tanto en cuanto el producto que vende esté en línea con sus propios valores y  responda a  lo que espera el cliente de dicho producto.  Por lo tanto para vender bien hay que estar convencido de que lo que vendemos cumple con lo que promete.

También se generará más confianza si el vendedor está respaldado por la garantía de que si el producto falla el fabricante se hará cargo de él.

Por último el vendedor será capaz de generar más confianza si puede establecer una relación cercana a su cliente, en la cual la figura del vendedor conozca las necesidades del cliente y sea capaz de asesorarle.

Durante años he visto que en algunos sitios donde he trabajado se valoraba la venta a cualquier precio, ese vendedor de hielo al esquimal era la estrella de la empresa, pero ¿qué pasa cuando el esquimal ve que no necesita hielo?

Como decía anteriormente hoy en día todos vendemos más que nunca, la oferta es infinitamente más grande que la demanda  en la mayoría de los mercados, debemos ser capaces de aprender a vender sin vergüenza, pero siendo conscientes de que no podemos ganarnos esa confianza de la que hablábamos si no es con algo sólido que la respalde, es básico y más aún en una empresa con corazón.

A principio de la entrada me refería a que todos vendemos, quizás alguien piense que no es así, que su puesto de trabajo no implica la venta con lo cual él o ella no venden. Pero existen  situaciones de venta, en concreto una especialmente importante en la que todos o casi todos nos vemos en alguna ocasión durante nuestras vidas: cuando buscamos trabajo.

Es una situación que tal como está planteada en el mundo moderno nos convierte en vendedores cuyo producto es el propio trabajo (vendemos nuestro trabajo, no a nosotros mismos) y  ¿quién de nosotros no conoce a alguien que ha querido vender su trabajo en formato hielo a un esquimal?

Cuando vendemos nuestro trabajo también debemos tener en cuenta los puntos que mencionábamos antes;  en una entrevista de trabajo existe de la misma manera un producto, en este caso un servicio, que debe generar confianza  en la otra parte,  esa confianza que generemos con nuestro trabajo  será la que marque la diferencia para ser escogidos. Creo que hoy en día el “inglés nivel alto” de la mayoría de currículos no sirve de mucho si no es real.

Resumiendo, en cualquier venta el vendedor es un generador de confianza, ciertamente se puede generar de manera fraudulenta pero cada vez que hagamos una venta de ese tipo estaremos dejando de lado un poco de nuestro corazón.

Las empresas tienen que ganar dinero

6355836713_7ea15f733f_bPues sí, así escrito suena como una tontería, para algunos incluso les suena como algo malo, pero está claro que las empresas tienen que ganar dinero.

Me han comentado algunas personas que a veces parece que dejo de lado ese hecho tan básico, y  que parece que cuando escribo lo haga siempre sobre ONG’s y la verdad es que me apetecía hablar de ese aspecto del negocio. Ganar dinero.

¿Qué es el dinero? Pues básicamente es un sistema de intercambio de valor, yo produzco un valor y lo intercambio contigo, que me das dinero por ese valor que produzco. El dinero surge para evitar la dificultad que supone gestionar trueques en los que las dos partes puedan estar interesadas (entre otras muchas facilidades que aporta el hecho de tener dinero…). Visto de esta manera el dinero no tiene  ningún tipo de carga negativa como la que puede tener en la actualidad para mucha gente.

Esa carga de negatividad, provocada sobre todo por la  parte especulativa del dinero, es la que hace que el comentario que da título a la entrada tenga algo de provocativo.

Y ¿porqué deben ganar dinero las empresas? En una entrada anterior hablé sobre  la no necesidad de un crecimiento sostenido como modelo básico, pero dentro de esa no necesidad en la que creo firmemente, está la necesidad de la supervivencia de la organización y para eso si hace falta ganar dinero.

Una empresa necesita poder ingresar dinero para realizar sus pagos tanto a trabajadores como a proveedores y administración,  y tal como está montada la economía mundial también para pagar la inversión de capital del propietario de la empresa – esta última es la que genera más tensión,  es el dinero que algunos ven mal –

Eso sí, hay maneras y maneras de hacerlo, y dentro de esas maneras está la que busca poder dar también un valor a la sociedad, aparte del que aporta a sus integrantes.

El error que provoca que el ganar dinero sea visto como “malo” proviene del hecho de que existan empresas cuyo único objetivo sea ganar dinero, cuando el dinero jamás debe ser un objetivo en sí mismo sino el resultado de la búsqueda del fin para el que la empresa ha sido creada, aquel que ponemos en la misión de su organización.

Ese dinero es el que utilizaremos para retribuir a los trabajadores de una manera justa, pagar impuestos que permitan que existan empresas que no deban ganar dinero – las públicas, hospitales, policía, bomberos…- ser conscientes con el medio ambiente, que es el que nos permite en última instancia ganar dinero y así devolver parte de las ganancias, en forma de ayuda, a planes de mejora de la sociedad, no cómo política de lavar una imagen que ya no necesita ser lavada sino como vocación real de devolver  a la sociedad lo que se recibe de esta.

Cuando hablamos de empresas con corazón no hablamos de ONG’s, sino de organizaciones que buscan sus beneficio pero que también creen en el beneficio social de su actividad, en el respeto por los demás  y en una actividad a través de la cual se aporta valor.

No nos engañemos, las empresas con corazón ganan dinero, la diferencia es cómo entienden el ganar dinero y como gastan ese dinero que ganan.