¿Dónde aprendemos? El conocimiento blando.

conocimiento blando copia

La respuesta habitual a esta pregunta en muchos casos seguro que será  en el colegio o bien en la universidad, incluso podemos decir que de nuestros padres, de nuestra familia, pero hay pocos que responderían que de la  vida, y es extraño porque yo creo que realmente aprendemos mucho de nuestra experiencia en la vida.

Creo que en la sociedad actual hemos dado mucha importancia al conocimiento adquirido mediante la enseñanza “estándar” -ya comenté en otro post que no soy muy fan de cómo está establecido el sistema educativo –  y muy poco a lo que hemos aprendido fuera de esta enseñanza.

Creo que debido a cómo estamos organizados necesitamos clasificar a las personas para saber dónde y cómo van a trabajar; así esta enseñanza estándar produce personas fácilmente clasificables en base a carreras universitarias o  a formación profesional,  lo cual facilita enormemente el trabajo de las empresas cuando quieren saber a dónde ubicar a una determinada persona. Además hace que los puestos de trabajo a organizar sean relativamente pocos y  corresponden a un determinado perfil que es el que se “produce” en las escuelas.

Sin querer minusvalorar el conocimiento sobre las materias que se imparten en colegios y universidades, que sin duda es muy importante – no me fiaría de un cirujano que no haya estudiado la carrera de medicina – creo que durante mucho tiempo hemos cometido el error  de creer que todo lo que se aprende fuera de dichas instituciones no tiene valor, cuando eso pese a no ser reglado puede ser un conocimiento muy valioso para cualquier organización.

Hay personas que jamás han pasado por una universidad que tienen conocimientos específicos, a veces a nivel de experto,  que han adquirido  por la práctica al tratarse esa práctica de una afición; pero no sólo los conocimientos marcan las posibilidades de alguien de ser realmente  básico en una organización, las habilidades personales, la capacidad de ser empático, o la resiliencia, el liderazgo, la generosidad, etc  todas esas capacidades que  incluiríamos dentro de lo que conocemos como inteligencia emocional y que los americanos llaman “Conocimiento Blando” se pueden desarrollar en perfiles muy diferentes a los estándar,  en personas que por su experiencia vital han aprendido mucho más de lo que se enseña en las escuelas.

Se me ocurre que una persona que dedique unos años a viajar por oriente quizás sea un mejor vendedor de una empresa en esa zona del mundo que alguien que haya hecho el mejor de los cursos de ventas del mundo. Es posible que su experiencia con culturas que son muy distintas a la nuestra le den ventajas que alguien que sólo ha aprendido la parte de conocimiento estándar no pueda llegar a entender.  Pero no sólo ocurre en casos tan extremos como el planteado,  alguien que por experiencia vital haya tenido que cuidar de un enfermo quizás tenga una capacidad de empatía superior al resto que le permita trabajar mejor que nadie en atención al cliente.

Como estos ejemplos podríamos encontrar infinitos, y una persona que se dedique a reclutar personal debería ser capaz de abrir su mente a perfiles que por falta de estandarización pueden pasar desapercibidos. El mundo que se abre ante nosotros puede que siga anclado en patrones que ya no son válidos, pero las personas somos diferentes debido a que hemos vivido circunstancias diferentes  y eso nos hace que no existan estándares y que la manera de conseguir el potencial de cada uno sea explotando todo lo que sabemos y no sólo las habilidades aprendidas en el sistema educativo.

De nuevo es responsabilidad de las empresas que buscan su corazón el saber apreciar y ubicar a las personas según todo sus capacidades.

Cuando no existía el miedo..

5873172805_ab5c7d2cab_b

A veces recuerdo que hubo una época en la que no tenía miedo a nada, ni a lo que decía, ni a lo que hacía…cada día era nuevo y permitía que cualquier idea por absurda que sonase pudiera llevarse a la práctica, o por lo menos quedar en un intento…eso pasaba cuando era niño….

En algún momento entre esos días y el que hoy vivimos pasó algo, que no sabría explicar, que hizo que me convirtiera en una persona  seria y formal, con responsabilidades, entre ellas un trabajo también serio y formal…

…y resulta que lo que hago en ese trabajo, yo creo que  bastante bien, tiene mucho que ver  con tomar riesgos, con ser creativo, con la originalidad y la capacidad de ir muy lejos con el pensamiento para intentar seguir ese pensamiento con  acciones,  pero aquello que un día fue mi estado natural hoy supone esfuerzo, estrés, incluso miedo…

¿En que momento aquello que había sido simple y fácil pasó a ser difícil y estresante?

No soy capaz de ver una sola causa por la que puede ocurrir que la naturalidad de los niños se pierda en los adultos, quizás hay una parte en la educación en la que priman principios como que hay que trabajar duro, o que algo valioso debe costar esfuerzo, seguro que también el peso de las responsabilidades que nos imponen o nos imponemos, pagar coche, casa… hasta tener hijos propios que sean capaces de vivir eso de lo que no somos capaces; pero deberíamos saber cómo  conectar con ese niño cada vez que necesitamos creatividad, valentía, arrojo…

Hoy en día para diferenciarnos en muchos puestos de trabajo, para hacer las cosas de una manera diferente, mejorar procesos y en definitiva ser capaces de aportar todo nuestro potencial a la empresa en la que trabajamos (incluso si es nuestra empresa…) debemos ser capaces de dejar atrás nuestros miedos, sobretodo el miedo al fracaso. Creo que  el secreto está en la conexión con ese niño que fuimos, con la ganas de probar cosas nuevas, de experimentar, de explorar…

También creo que para que podamos hacer eso hace falta estar en una organización que nos lo permita, donde no esté penalizado el probar mejoras, el innovar, y eso no siempre pasa. En cierta manera tengo la sensación de que se trata de un caso en el que “la pescadilla se muerde la cola”; muchos empresarios no quieren abrir la mano porque temen que la cosa no funcione y provoque pérdidas y muchos trabajadores no hacen las cosas de manera diferente a la habitual porque si se equivocan saldrán perjudicados.

¿Cómo romper ese círculo?

Es difícil de decir y dependerá de cada empresa, hay multitud de ellas que lo han hecho ya sea conscientemente con sistemas muy probados, como grupos de mejora que buscan la innovación de procesos por parte de los trabajadores en “entornos seguros”, o en otros casos de una manera más inconsciente  ya que  debido a la situación económica actual la innovación y la pérdida del miedo ha sido la única vía para salvar la empresa.

Está claro que cualquier organización que permita que reencontremos el espíritu indomable de la niñez, siempre de manera controlada, se estará haciendo un favor y nos lo estará haciendo a nosotros, porque cuando éramos niños estábamos más cerca de nuestro corazón.